La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

viernes, 4 de febrero de 2011

A la manera de... Luis María Anson

Las cartas boca arriba
Scarlett Johansson


Querida Scarlett:
Todavía te recuerdo, núbil y adolescente, cuando me visitaste en mi despacho de ABC verdadero. Ya entonces me dijiste que querías ser actriz. ¡Y en Hollywood, nada menos! No dudé que lo conseguirías. Desde entonces, niña mía, no he hecho otra cosa que alegrarme de tus éxitos y celebrar cómo Woody Allen, Brian De Palma o Christopher Nolan te iban modelando hasta convertirte en la gran intérprete que hoy eres. La rotundidad de tu físico, con tus piernas ebúrneas, tus labios carnosos y tu pétreo busto, no te ha impedido encarnar como nadie la fragilidad e inocencia de aquella chiquilla soñadora que aún me parece seguir viendo en los filmes más prestigiosos de Sofia Coppola o los hermanos Coen.


Tendrás que disculpar que todavía no haya ido a Nueva York a deleitarme con tu creación de Catherine en Panorama desde el puente, de Arthur Miller. Alguna noche lo haré. Será entonces cuando, en medio de una turba de jovenzuelos salidos de algún episodio de Gossip Girl, se haga notar un carroza trajeado. “¿Quién ese hombre que sigue yendo al teatro con corbata?”, preguntará alguno. “Es Anson”, responderá el enterado de turno. “¡Qué barbaridad”, replicará un tercero, “¡nunca he visto a nadie aplaudir de ese modo!”.

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